Conoce los misterios de la estación de Canfranc

En plena temporada de esquí en los Pirineos, seguro que puedes encontrar una ocasión de visitar la imponente Estación Internacional de Canfranc, una de las estaciones de ferrocarril más grandes de la Europa de mediados del siglo XX.

A pesar de encontrarse en desuso, y con la esperanza de que vuelva a abrirse en los próximos años, todavía hoy asombra a los visitantes, a los que les resulta increíble que un complejo ferroviario tan majestuoso pudiera haberse construido en una pequeña localidad del Pirineo. Creada para establecer una conexión de calidad entre España y Europa, fue inaugurada en 1925 por el rey Alfonso XIII, y se mantuvo operativa hasta la década de los cincuenta del pasado siglo.

En los últimos años ha sido objeto de creciente atención por el descubrimiento del papel esencial que tuvo durante la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial como lugar de paso de muchos refugiados y nido de espías, que aprovechaban la condición internacional de este enclave, territorio español y francés al mismo tiempo, para sus actividades clandestinas.

También se ha hablado mucho porque fue la vía de salida de cargamentos de oro de los nazis, que a través de España y Portugal se enviaba posteriormente a América.

Canfranc tiene una historia apasionante que los responsables de turismo del Ayuntamiento llevan sacando a la luz desde hace varios años. Además de distintos eventos en la estación a lo largo del año, también realizan visitas guiadas al recinto, en las que cuentan su historia. Si subes a esquiar a las estaciones de Candanchú o Astún, aprovecha para conocerla.

 

Fotografía de Juan Luis